miércoles, 21 de marzo de 2012

¿Hiperactivo o el "benjamín" del curso?

Un estudio realizado en Canadá con un millón de niños de entre 6 y 12 años nos muestra que hay una mayoría de diagnósticos de hiperactividad en los nacidos en diciembre.
Es posible que se esté confundiendo en muchos casos la inmadurez del niño respecto a sus compañeros con un déficit de atención. En una misma clase nos encontramos alumnos nacidos en enero y otros en diciembre, prácticamente un año de diferencia entre ellos.

Investigadores de la universidad de British Columbia han utilizado una muestra de casi un millón de niños entre 6 y 12 años para comprobar cuál es la relación entre los pequeños de la clase y los diagnósticos de TDAH (Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad).

Los resultados de esta investigación fueron los siguientes: entre 1997 y 2008, los niños nacidos en diciembre tenían un 39% más de posibilidades de ser diagnosticados con TDAH que sus compañeros de enero. Un diagnóstico excesivo que llevó a un aumento en un 48% del uso de fármacos para tratar esta hiperactividad.

Los casos graves de TDAH se detectan enseguida. Sin embargo, en los que no son tan acentuados (la mayoría) el papel del profesor es fundamental, ya que ha de hacer un seguimiento individualizado de cada alumno.

En España, aunque los casos de TDAH han ido aumentando, aún no alcanzan cifras significativas. Tan solo un 2% de los menores estaba en tratamiento farmacológico (acorde con un estudio en el área metropolitana de Barcelona). Hay médicos y psicólogos que dicen incluso que este infradiagóstico podría ser incluso una causa que estuviera detrás del fracaso escolar. Es cierto que no es un diagnóstico fácil, ya que se desconoce mucho acerca de este transtorno.

Es importante observar al niño, no solamente en el colegio o en casa, sino en su relación con los demás, en su capacidad de hacer las cosas, en su capacidad de concentración, en su desarrollo motriz, etc. Hay que tener un cuidado exquisito a la hora de diagnosticar un transtorno de este tipo, ya que, aunque pueda parecer un remedio para que el niño esté "más tranquilo", la medicación puede tener consecuencias muy negativas a la larga si se ha diagnosticado de manera errónea.
Los niños son activos por naturaleza. Lo raro sería si no se movieran, en ese caso, sí que habría que llevar al niño a que lo mirara un especialista.
Los niños no prestan atención siempre, ya que se sienten atraidos por la actividad. En muchas ocasiones, los maestros nos quejamos de que nuestros alumnos no nos prestan atención, y los culpamos. Habría que analizar si el problema real es que el profesor no pone suficiente entusiasmo, recursos suficientes, o motivaciones para atraer la atención de los alumnos.

TODOS los alumnos se distraen (es cierto que unos más que otros), y se mueven y son activos. El niño que tiene un transtorno como el TDAH se identifica fácilmente, ya que no puede estar quieto ni un momento, se mueve incluso durmiendo. Es un niño que quiere hacer las cosas bien, pero NO PUEDE (por eso es un transtorno).

Cuidado con confundir al pequeño de clase, al niño "movido", al niño "que se distrae fácilmente" con un TDAH. Pongamos nosotros más esfuerzo en entender y en amoldarnos a sus necesidades y no intentemos justamente lo contrario, que el niño se amolde a nuestras necesidades: "mediquemos al niño y así no nos traerá más quebraderos de cabeza."


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