miércoles, 28 de marzo de 2012

¿Somos todos iguales?

A ojos de Dios sí, eso está claro. Pero el ser humano no tiene la capacidad de amar que tiene Él.
Nosotros, por tanto, intentamos aproximarnos, pero no somos capaces de querer del mismo modo a una persona conocida que a otra que no conocemos (ventaja que tiene Dios sobre todos nosotros, porque nos conoce a todos).

Entrando en materia educativa y partiendo de la base de que los alumnos necesitan atención personalizada ya que cada alumno es diferente, ¿deben alcanzar todos los mismos objetivos? ¿necesitan todos los alumnos la misma cantidad de atención por parte del profesorado?

Yo respondo: si tenemos dos plantas en nuestro cuarto y observamos que una de ellas se está secando y la otra no, quizá deberíamos comprobar si hay que cambiar la tierra, o si necesita de más riego, o si necesita más luz solar... Vamos a dedicarle más tiempo a esta planta que a la otra para que salga adelante. No obstante, ¡Ojo! No dejéis de regar la otra plantita, porque si no la regamos se secará.

Del mismo modo pasa con nuestros alumnos. No es lo mismo tener un seguimiento de un alumno con una familia tradicional estable, sin grandes dificultades económicas, sociales, físicas y psicológicas y con un nivel de aprendizaje normal-alto; que hacer un seguimiento a un alumno que acaba de llegar a España tras 8 años siendo huérfano en su país de origen, que no tiene idea alguna de nuestro idioma y que se está adaptando (con 9 años) a una nueva cultura, a una nueva lengua e incluso a una nueva familia (en el caso de un niño que haya experimentado una adopción internacional, por poner un ejemplo).
Puede que sus capacidades cognitivas estén intactas, e incluso que sean mejores que las de muchos de sus compañeros, pero el alumno "diferente" tiene siempre unas dificultades añadidas, por lo que el seguimiento del maestro habría de ser mayor que el de los demás. No se debería amoldar el niño al currículo, para lograr los famosos "objetivos mínimos" sino que habría que amoldar el currículo al niño.

En este conjunto podríamos incluir miles de casos distintos, porque, como ya he comentado, cada niño es un mundo, una historia, un regalo. Niños con discapacidades psíquicas, niños con discapacidades físicas, niños adoptados (teniendo en cuenta que no es lo mismo un niño que ha sido adoptado cuando era bebé, que un niño adoptado cuando ya tiene conciencia de lo que está sucediendo), niños extranjeros, niños con bajas capacidades, etc.

El seguimiento que hay que realizar a este tipo de niños tendría que ser siempre (idealizando la situación) con la ayuda de las familias, reuniéndonos con ellas al menos una vez por semana. Se hace necesario seguir al alumno, no solamente en clase y en el colegio, que es donde le podemos observar, sino también de cómo actúa en casa y si la familia sigue las pautas que asignamos para que nuestra "plantita" pueda crecer también.

Os dejo un regalito: el cuento del Cazo de Lorenzo. Puede ser trabajado con los alumnos para el tema de la igualdad y la diversidad o simplemente para regocijarse en los magníficos trazos de los dibujos y en la historieta tan bonita sobre Lorenzo (acompañada en este vídeo por la excelente banda sonora de la película "Up", de Disney Pixar).


4 comentarios:

  1. Crees que sería buena idea crear un centro de recuperación apartado para aquellos alumnos que no han podido tener acceso a la educación Española poder hacer un curso intensivo en el que se les intente poner al día? En otros países lo tienen y funciona muy bien. Punto en contra: se les excluye del resto.
    *idea para un nuevo post* ¿qué opinas sobre el bachillerato de excelencia de Aguirre?

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  2. Depende. En el caso de un niño que acaba de llegar a España, imaginemos, en Agosto y con 8 o 9 años (por poner un ejemplo), yo no le matricularía para ese mismo curso en Septiembre. Aunque "perdiera" ese año de colegio con respecto a sus compañeros, haría algo parecido a lo que comentas, un curso en el que se les ponga al día. No es exclusión desde mi punto de vista, sería "amoldamiento" a nuestra cultura, para luego "encajar" mejor en la escuela. Aún así, en el colegio en el siguiente año habría que hacer un seguimiento muy de cerca con este tipo de alumnos.

    Gracias por el comentario borjabur, y por la idea del nuevo post. Lo pensaré con detenimiento y comentaré algo en breve.

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  3. Ante éste tipo de casos queda en evidencia la distancia que existe entre unos y otros docentes respecto a su ética. Generalmente no se habla de ética docente. Soy una convencida de que es esto lo que hace a la diferencia en la cualidad del vínculo que establecen -unos y otros docentes- con las personas que conforman el grupo de alumnos.
    Me pareció maravilloso el cuento, ¿quién es el autor? ¿Eres tú? Gracias de todas maneras por compartirlo.

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    1. Yo, en cambio, considero necesario hablar de ética docente (aunque sea de mínimos). Claramente, como personas aisladas, los maestros tenemos nuestras convicciones diferentes unas de otras. Pero en nuestra vocación, en nuestra ética profesional debería haber unos mínimos éticos comunes (principios de justicia, de autonomía, etc. Consultar "Ética profesional de profesores y maestros" de Augusto Hortal: http://bit.ly/Hwhtq3)

      El cuento es muy bonito. Lo escribe y lo ilustra Isabelle Carrier.

      ¡Muchas gracias por el comentario Vero!

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