lunes, 2 de abril de 2012

Ser maestro

Maestro... ¿no os parece una palabra preciosa?

A mí, desde luego, me llama la atención. Si me dan a elegir, prefiero ese término antes que otros igual de válidos como profesor, docente o educador.

Y es que la palabra maestro tiene más significado que todas ellas. Proviene del latín magister, donde era usada por los romanos para designar a una persona que tenía poder y autoridad sobre otras. Probablemente se haya asociado el uso que le daban en la Antigua Roma con el posterior uso que se le ha dado, y por ello los maestros de los siglos pasados fueran tan autoritarios.

Me llama la atención, sin embargo, no solamente porque implique poder y autoritarismo, sino porque dicha palabra también es empleada en otros campos que no son "explícitamente" educativos. Y entrecomillo explícitamente porque aunque no son situaciones en las que existe una persona delante de una pizarra educando a sus alumnos delante de unos cuantos pupitres, probablemente sean situaciones en las que se eduque y adoctrine de una manera más pura y verdadera.

¿Cómo habría acabado Luke Skywalker sin los consejos y las enseñanzas de su maestro Yoda? Quizá hubiese sucumbido al lado oscuro, ya que nadie le habría enseñado la diferencia entre el bien y el mal.


¿Qué le habría sucedido a Daniel Larusso (más conocido como Daniel-san) si su maestro (como sinónimo de Sensei en este caso), el señor Miyagi, no le hubiera enseñado a defenderse? Yo diría que los de la pandilla de los Cobra aún estarían dándole palizas.

¿Sería alguien Harry Potter sin su maestro y protector Dumbledore? Mientras puede, Dumbledore le enseña a Harry, no solamente conocimientos y hechizos útiles para luchar contra Voldemort y los mortífagos, sino algo mucho más importante: lo que importa, por encima de todo es el amor. Sus "lecciones" le salvan la vida a Harry varias veces.

O la relación ya conocida por nosotros entre Po y el maestro Oogway, que le da ánimos para continuar en su lucha interna (aunque su verdadero maestro sea Shi-fu, el cual también guía a nuestro amigo en varias ocasiones).

Pero resulta que esta denominación está también muy presente en las grandes religiones. La palabra maestro es sinónimo de gurú tanto en el hinduísmo como en el budismo, y significa "maestro espiritual". Es una persona importante que indica el camino que hay que seguir y una persona a la que se le puede consultar.

Y aunque parezca mentira, hasta los santos del cristianismo tuvieron maestros. Mirad por ejemplo a san Agustín, uno de los filósofos más importantes de la historia. ¿Lo habría sido tanto sin la guía de su maestro el también santo Ambrosio de Milán? Otro santo a su altura es santo Tomás de Aquino, que tampoco habría llegado muy lejos sin el apoyo y la sabiduría de su maestro san Alberto Magno.

A Mahoma, a Buda, a Confucio o a Lao-Tse se les llamaba "maestro".
Incluso a Jesucristo le denominaban del mismo modo, ya que "maestro" es el título más grande y más importante que te pueden dar. En hebreo maestro es rabí, que para los judíos son las personas más sabias, las que transmiten el conocimiento y las que explican las escrituras.
Jesucristo siempre hace referencias a las escrituras y hablaba en la sinagoga, como los rabinos.

Yo quiero parecerme en algo a todas estas figuras. Sentir que lo que transmito a mis alumnos va mucho más allá de meros conocimientos. Ser capaz de infundir valores, actitudes, ilusión, esfuerzo... Prepararles para lo que va a ser la vida. Por eso digo: "YO QUIERO SER MAESTRO"





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