domingo, 29 de septiembre de 2013

El que no piensa es porque no quiere

Quien no quiere pensar es un fanático; quien no puede pensar, es un idiota; quien no osa pensar es un cobarde.
Sir Francis Bacon

Del mismo modo que un deportista entrena para estar en forma y necesita ejercitar los músculos necesarios para afrontar la competición, las personas debemos entrenar nuestra capacidad de razonamiento para enfrentarnos a los problemas que surgen en la vida diaria.

Uno de los problemas más graves de la sociedad actual es precisamente esa incapacidad de pensar en las consecuencias de los actos. Si esta competencia se educara con eficacia desde la más tierna infancia, probablemente el mundo que conocemos sería diferente.


¿Cómo potenciar esta aptitud en las escuelas?

Existen muchas maneras de motivar a los alumnos a que reflexionen y a que razonen:

1. En primer lugar, tener siempre una actitud abierta hacia el aprendizaje, sin cernirse al contenido propio "que toca" impartir durante ese periodo. Todas las áreas están conectadas entre sí. En la vida se necesita ser competente en todos los ámbitos de la persona. Uno no aparca los conocimientos matemáticos, sociales, científicos y musicales porque vaya a tener una conversación con un extranjero y, por tanto, necesita centrarse en su competencia lingüística. En la clase de Conocimiento del medio se debe hablar de matemáticas y de música; en el aula de Ciencias Experimentales se debe debatir sobre ética y moral...
Por tanto, es imprescindible fomentar un aprendizaje global.

2. En segundo lugar, y partiendo de la primera idea, es fundamental atender todas las facetas del ser humano, es decir, proponer un aprendizaje basado en sacar el máximo partido de cada persona. De esta manera, el alumno descubre su potencial y goza desarrollando sus capacidades. Esta forma de educar es posible gracias a la Teoría de las Inteligencias Múltiples, aplicable en el aula mediante diversas metodologías. Para fomentar el razonamiento no solamente hacia uno mismo sino también hacia los demás y hacia lo que nos rodea, es especialmente importante cultivar la Inteligencia Emocional y la Inteligencia Espiritual en los niños.

3. En tercer lugar, una forma particular de llevar a las aulas una metodología concreta que fomente el razonamiento en los alumnos son las Rutinas de Pensamiento. Estas rutinas son instrumentos que ayudan a estructurar el pensamiento de los alumnos y a hacerlo visible. Gracias a ellas, el objetivo principal que queremos que consigan es la generación de un patrón de pensamiento.

El profesor de Harvard David Perkins insiste en el uso de técnicas y métodos para que los alumnos razonen. De esta manera, la persona estará capacitada para resolver problemas con eficacia, influirá en la toma de decisiones y para disfrutar de toda una vida de aprendizaje.